El comienzo de la ancianidad esta socialmente vinculada con el cese de la actividad económicamente productiva a causa de la jubilación. El ser viejo significa haber envejecido o haber vivido más que otras personas, comparativamente hablando. Sin embargo, la definición de vejez depende del contexto y del grupo de personas al que se refiera. La vejez puede ser dividida en dos edades: la tercera y cuarta edad.
Algunas características de la tercera y cuarta edad son:
· Se incrementa la manifestación de deterioro
· Estabilidad de las relaciones conyugales
· Aprovechamiento de lo que se ha cultivado
· Reestructuración consciente del uso del tiempo
· Disminuye la capacidad de aprender cosas nuevas
· Se desconfía del futuro por sentir incapacidad de dirigirlo
· Miedo al porvenir
En estas dos edades existe una correspondencia muy grande entre el bajo rendimiento y la edad. Haciendo una analogía con las estaciones del año y la sucesión de los ciclos naturales, la tercera edad corresponde al otoño de la vida y la cuarta edad al invierno, es decir, la vejez es el otoño de la vida y en su último declive, es su invierno. Como sucede en el otoño, es decir la tercera edad, todavía conserva una cierta energía, animo y colorido; por el contrario, la cuarta edad se caracteriza por una total ausencia de vigor. Pero no hay que olvidar que la vejez recapitula todo el libro de la vida, resume los dones de otras épocas de la existencia, sin tener las ilusiones, las pasiones, ni los errores de las anteriores etapas. Los ancianos aprecian los acontecimientos cotidianos con más sabiduría, por que las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros y el excluirlos es como ignorar el pasado en el cual hunde sus raíces el presente.
